miércoles, 11 de abril de 2007

Decubrimiento de Chile


Descubrimiento de Chile
¿El paraíso escondido?


En la preparación de la campaña, Almagro gastó el oro y la plata que le correspondieron en el reparto del tesoro de Atahualpa. Equipó a alrededor de 500 españoles y reunió 1.500 yanacona -aborígenes al servicio de los conquistadores-, y 100 esclavos negros. Además, iban dos representantes del imperio inca -un miembro de la realeza cusqueña y el sumo sacerdote del templo del Sol-, encargados de predisponer favorablemente a las poblaciones indígenas que pudieran encontrar en el camino.La expedición salió del Cuzco el 3 de julio de 1535. El grupo recorrió la meseta boliviana a lo largo de la Cordillera de los Andes, hasta llegar a la altiplanicie de Laguna Blanca, desde donde cruzaron los Andes por el paso San Francisco, a más de cuatro mil metros de altura. El paso de la cordillera fue en extremo duro; muchos murieron, víctimas del frío, el hambre y los accidentes.Llegaron al valle de Copiapó a fines de marzo de 1536, donde fueron bien recibidos por los indígenas, por lo que permanecieron un tiempo para recuperarse. Pese a que habían traspasado los límites de la Nueva Toledo, Almagro y su hueste continuaron en busca de la riqueza que tanto ansiaban. En los valles siguientes, Huasco y Coquimbo, hubo sangrientos enfrentamientos con los indígenas.
La desilusión del valle centralFinalmente, y de manera pacífica, la expedición llegó al valle de Chile -nombre con el que se conocía al valle del río Aconcagua-. A su regreso al Perú, Almagro contribuyó a difundir el nombre Chile, hasta denominar así a la totalidad del país.Las zonas descubiertas eran de suelos ricos y climas más benignos; sin embargo, los lavaderos de oro parecían agotados y las noticias de lo que estaba más al sur excluían la existencia de ciudades. Por el contrario, daban cuenta de pueblos muy belicosos ante los que se había detenido la expansión incaica.Almagro decidió confirmar la información, enviando a un grupo de soldados encabezados por Gómez de Alvarado. Los exploradores no tuvieron contratiempos hasta cruzar el río Maule, donde se encontraron con los mapuche. En Reinohuelén, a orillas del río Itata, disputaron una encarnizada batalla, tras la que los indígenas emprendieron la huida, no sin antes ocasionar numerosas muertes. De regreso en el valle central, relataron lo ocurrido, con lo que la mayoría de los expedicionarios decidieron regresar al Perú. A comienzos de 1537, Almagro abandonó Chile atravesando el desierto de Atacama. A la ausencia de riquezas y el peligro mapuche, se sumó una buena noticia: el rey Carlos V había reconocido sus derechos sobre el Cuzco. Sin embargo, al llegar se encontró con la ciudad sitiada por los incas; y, después de contener la insurrección, con la guerra con Francisco Pizarro y sus hermanos (Hernando y Gonzalo), quienes lo vencieron en el campo de Las Salinas (6 de abril de 1538). Tres meses más tarde, el 8 de julio, murió decapitado.

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